El renacimiento cultural de lo hecho a mano

El renacimiento cultural de lo hecho a mano

Hace ya unos años que surgió la necesidad cultural de volver a relacionarnos con objetos y acciones hechas principal y directamente con las manos.

Antes de que las máquinas engulleran cada centímetro de nuestro entorno, en Occidente resurgió el interés y el aprecio por la cultura, la vistosidad, el encanto, el tacto y la singularidad que tiene todo lo “hecho a mano” y la artesanía creativa personalizada.

La gente empezó a dar un valor sentimental a lo auténtico, y muchas personas comenzaron a dar prioridad a poseer menos objetos pero dotados de apariencia única y lejos del aspecto masificado, estandarizado y alineado de los objetos a los que estaban acostumbrados. El “menos es más” caló en el alma de la gente, lo “hecho a mano” aportó sensibilidad a nuestra humanidad.

Lo hecho a mano proviene con frecuencia del arte de gestionar materiales humildes y cotidianos que en manos del artesano cobran insospechada dimensión, pues con su imaginación y horas de dedicación, los transforma en objetos que, aunque no están llamados a los museos, protagonizan la decoración de los hogares como hitos sentimentales que iluminan las estanterías de nuestra casa e inclusive entornos comerciales que por su naturaleza se vinculan con lo artesano.

Aunque he dicho que no son objetos de museo, esto no es muy preciso, primero porque los museos albergan tambien muestras arqueológicas y contemporáneas de objetos hechos con materiales rudimentarios y segundo, porque en los últimos años galerías de arte internacional han inaugurado salas dedicando apoyo y espacio a los artesanos locales. Igualmente, tanto la prensa especializada como la cotidiana han dedicado numerosos artículos al resurgimiento de la artesanía y se han publicado muchísimos artículos especializados y nuevos libros sobre estas artes menores.