Mi nacimiento a la artesanía
Lo que no hice de niña –como diseñadora– lo hago de mayor, y qué gran alivio resulta cambiar las pantallas y la tecnología por las horas dedicadas a explorar otras dimensiones de la harina, del agua, del papel de estraza, el papel de aseo o el de aluminio; de los alambres y el poliéster a las pinturas, a los pigmentos y los adhesivos.
Es la suerte que tenemos en la actualidad, que podemos manejarnos entre el ayer y el hoy sin ignorar ningún tiempo, porque somos hijos de los tiempos y los descubrimientos. Así es la artesanía del siglo XXI, la que utiliza las manos sobre materiales de distintas épocas.
He elegido nacer a la artesanía para, a mi vez, dar nacimiento a un proyecto que consiste en crear figuras de cerditos que resultan ser unas criaturas muy queridas y deseadas desde puntos de vista muy distintos en los que ahora no voy a ahondar.
Los cerditos en esta artesanía española –presentados bajo la firma de Sus Artem– han llegado porque faltaban. Han llegado para sentirlos de otra manera, para identificarnos, para lucirlos o regalarlos, para encumbrar su imagen y quizá llegar a algo más.